Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Lamentaciones 1:14-22 Nueva Biblia al Día (NBD)

14. ¡El SEÑOR mismo ató mis delitos, y me los puso como si fueran un yugo sobre mi cuello! El SEÑOR mismo me ha debilitado y entregado a mis enemigos, ante quienes estoy completamente indefensa.

15. El SEÑOR despreció a mis guerreros, reunió un gran ejército para exterminar a mis muchachos. ¡El SEÑOR ha aplastado a la joven Judá como se aplastan las uvas para hacer vino!

16. No tengo a nadie que me consuele, los que me pueden animar están lejos de aquí. Mis hijos están abandonados porque el enemigo nos conquistó.

17. Jerusalén implora por ayuda, pero nadie la consuela. ¡Es que el SEÑOR ha decidido enviar a los vecinos de Israel como sus enemigos! ¡Deja que la traten como si no mereciera ningún respeto!

18. Confieso que el SEÑOR tiene razón, pues me he rebelado en su contra. ¡Oigan, les ruego, pueblos de todas partes, vean mi dolor, pues mis muchachos y señoritas han sido llevados como esclavos a tierras lejanas!

19. Pedí ayuda a mis amantes pero ellos me traicionaron. Mis sacerdotes y mis sabios consejeros murieron mientras buscaban comida para sobrevivir.

20. ¡Mira, oh SEÑOR, mi angustia! ¡Mi corazón está quebrantado y todo mi ser desesperado por haberme rebelado contra ti! En las calles la espada de los enemigos mata a mis hijos y en casa sólo hay muerte.

21. ¡Escucha mis lamentos, SEÑOR, porque tú eres el único que puede consolarme! Cuando mis enemigos escuchan del mal que tú me has hecho, se alegran. ¡Haz que llegue el día en que a ellos les vaya como me ha ido a mí!

22. ¡Mira también todos sus delitos, oh SEÑOR, y trátalos por ellos como me has tratado a mí! ¡Es que ya estoy harta de gemir y sentir cómo mi corazón se va debilitando!

Leer capítulo completo Lamentaciones 1