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Jueces 3:9-24 Nueva Biblia al Día (NBD)

9. Pero cuando Israel clamó a Jehová, Él hizo que el sobrino de Caleb, Otoniel, hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb, lo salvara.

10. El Espíritu de Jehová vino sobre Otoniel, y gobernó a Israel, y salió en guerra contra el ejército del rey Cusán Risataim, y Jehová ayudó a Israel a vencerlo completamente.

11. Durante cuarenta años hubo paz en la tierra; pero, muerto Otoniel,

12. Israel se volvió una vez más a sus malos caminos. En consecuencia, Jehová ayudó a Eglón, rey de Moab a conquistar parte de Israel.

13. Con él se aliaron los ejércitos de los amonitas y los amalecitas, y derrotaron a los israelitas y tomaron posesión de Jericó, la ciudad de las palmeras.

14. Durante los siguientes dieciocho años el pueblo de Israel sirvieron al rey Eglón.

15. Pero cuando clamaron a Jehová, Él les envió un salvador, Aod, hijo de Gera, un benjaminita, que era zurdo. Aod fue el hombre escogido para llevar el tributo anual a la capital moabita.

16. Antes de salir en su viaje, se hizo una daga de doble filo de medio metro de largo y la escondió en su ropa junto a su costado derecho.

17-19. Después de entregarle el dinero al rey Eglón (quien por cierto era muy gordo) inició su viaje de regreso. Pero cuando estaba en las afueras de la ciudad, en las canteras de Gilgal, se despidió de sus compañeros y regresó solo ante el rey.—Tengo un mensaje secreto para ti —le dijo.El rey inmediatamente hizo salir a todos los que estaban con él a fin de tener una conversación secreta con Aod.

20. Aod avanzó hasta donde estaba sentado Eglón en su sala de verano y le dijo:—Es un mensaje de Dios.El rey Eglón se puso de pie inmediatamente para recibir el mensaje,

21. y Aod, con su fuerte mano izquierda sacó la daga de doble filo de debajo de su túnica y la enterró en el vientre del rey.

22-23. La empuñadura de la daga desapareció debajo de la carne, y la grasa la cubrió al salírsele las entrañas por la herida. Dejando allí la daga, Aod cerró la puerta tras de sí con el cerrojo y escapó por el corredor.

24. Cuando volvieron los siervos del rey y vieron que las puertas estaban cerradas, esperaron pensando que podría estar haciendo sus necesidades.

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