Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Jueces 18:8-27 Nueva Biblia al Día (NBD)

8. Los espías regresaron a Zora y Estaol.—¿Qué hay? —preguntaron—. ¿Qué noticias nos traen?

9-10. Y los hombres respondieron: —Ataquemos sin pérdida de tiempo. La tierra es amplia y fértil. Es un verdadero paraíso. El pueblo no está preparado para defenderse. ¡Vamos y tomémosla, porque Jehová nos la ha dado!

11. Seiscientos soldados de la tribu de Dan salieron de Zora y Estaol.

12. Acamparon en los lugares al oeste de Quiriat Jearim en Judá (lugares que todavía se conocen por el nombre de Campamento de Dan),

13. y luego siguieron hasta la región montañosa de Efraín.Cuando pasaron por casa de Micaía,

14. los cinco exploradores les dijeron a los demás:—Aquí hay un santuario con un efod, algunos terafines y muchos ídolos de plata. Es obvio lo que tenemos que hacer.

15-16. Los cinco hombres entraron a la casa de Micaía y saludaron al joven sacerdote. Los seiscientos hombres armados se quedaron junto a la puerta,

17. mientras los cinco espías entraban en el santuario y sacaban los ídolos, el efod y los terafines.

18. —¿Qué hacen? —preguntó el joven sacerdote, cuando vio que los sacaban.

19. —Calla y ven con nosotros —le dijeron—. Serás nuestro sacerdote y te respetaremos como a un padre. Es mucho mejor que seas sacerdote de toda una tribu de Israel que de un solo hombre.

20. El joven sacerdote se sintió muy feliz de irse con ellos y se llevó consigo el efod, los terafines y los ídolos.

21. Se pusieron en marcha nuevamente, poniendo a los hijos, el ganado y los enseres adelante.

22. Cuando ya estaban a buena distancia, los de la casa de Micaía salieron en su persecución

23. y les gritaban que se detuvieran.—¿Qué pretenden persiguiéndonos de esta manera? —preguntaron los hombres de Dan.

24. —¿Y lo preguntan? —replicó Micaía—. Se han robado mis dioses y mi sacerdote, y nada me han dejado.

25. —Cuidado con lo que dices —replicaron los hombres de Dan—. Hay aquí algunos que son de ánimo colérico, y podrían enojarse y matarte.

26. Los hombres de Dan siguieron su marcha. Cuando Micaía vio que eran muchos para enfrentarse a ellos por sí mismo, volvió a su casa.

27. Con los ídolos y el sacerdote de Micaía, los hombres de Dan llegaron a la ciudad de Lais. Ni siquiera había guardia, así que entraron y mataron a todo el pueblo quemaron la ciudad hasta los cimientos.

Leer capítulo completo Jueces 18