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Job 39:1-24 Nueva Biblia al Día (NBD)

1. »¿Sabes cómo paren las cabras monteses? ¿Alguna vez viste nacer sus cabritos?

2-3. ¿Sabes cuántos son sus meses de preñez antes de que se encorven para parir y librarse de su carga?

4. Sus cabritos crecen en campo abierto, luego abandonan a sus padres para no volver más.

5. »¿Quién hace montaraces a los burros salvajes?

6. Yo los puse en el desierto y les di llanos salados en donde vivir.

7. Porque ellos detestan el ruido de la ciudad, y no quieren que los arrieros les griten.

8. En la serranía están sus pastos; allá buscan toda brizna de hierba.

9. »¿Querrá de buen grado servirte el buey salvaje? ¿Querrá quedarse junto a tu pesebre?

10. ¿Puedes arar con el buey salvaje? ¿Querrá él arar con tu arado?

11. Por su mucha fuerza, ¿confiarás en él? ¿Dejarás que decida dónde trabajar?

12. ¿Podrás enviarlo a acarrear el trigo de la era?

13. »La hembra del avestruz aletea airosamente, pero ¿hay acaso amor maternal en su plumaje?

14. Pone los huevos a ras de tierra para que se calienten en el polvo.

15. Olvida que alguien puede aplastarlos con el pie, o que los animales salvajes pueden destruirlos.

16. Se desentiende de sus polluelos como si no fueran sus hijos y no le importa si mueren,

17. porque Dios no le ha dado sabiduría.

18. Pero si de correr se trata, es más veloz que el caballo y su jinete.

19. »¿Fuiste tú quien dio al caballo su fortaleza o coronó su cuello de ondeante crin?

20. ¿Le diste tú la capacidad de saltar como la langosta? ¡Su majestuoso relincho es digno de escucharse!

21-23. Golpea la tierra con su casco y se regocija en su vigor, y cuando va a la guerra no se arredra aunque las flechas y las fulgurantes espadas y jabalinas le golpeen el costado.

24. En frenética carrera devora las distancias; al toque de trompeta no es posible refrenarlo.

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