18. Allá, hasta los cautivos tienen alivio, sin un brutal carcelero que los maltrate.
19. Ricos y pobres por igual están allí, y el esclavo se ve al fin libre de su amo.
20-21. »¡Ay! ¿Por qué dar luz y vida a quienes yacen en aflicción y amargura, que suspiran por la muerte, y no llega; que buscan la muerte como otros buscan alimento o dinero?
22. ¡Qué bendito alivio reciben al fin al morir!
23. ¿Por qué dejar que nazca un hombre si Dios lo ha de encerrar en una vida de incertidumbre y frustración?
24. Los suspiros no me dejan comer; mis gemidos se derraman como agua.
25. Lo que siempre temí me ha sobrevenido.
26. No encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino sólo agitación».