14-15. Son asesinos que madrugan para matar al pobre y al menesteroso. Por la noche son ladrones y adúlteros, en espera de las sombras, pues entonces, piensan: “Nadie me ve”, van enmascarados para que nadie los conozca.
16. Allanan las casas de noche y duermen de día; no les gusta la luz.
17. Para todos ellos, la mañana es oscuridad; prefieren el horror de las tinieblas».
18. «¡Pero cuán velozmente desaparecen de la tierra! Todo lo que poseen está maldito. No dejan bienes en herencia a sus hijos.
19. La muerte consume a los pecadores como la sequía y el calor consumen la nieve.
20. Hasta la madre del pecador lo olvidará. Los gusanos harán banquete con la carne del malvado. Nadie volverá a recordarlo. Porque los malos son quebrantados como el árbol en la tormenta,
21. porque despojaron a los que no tienen hijos que los defiendan; negaron ayuda a las viudas menesterosas.
22-23. Pero a veces parece que con su poder Dios ayuda a los ricos y les da vida cuando todos los demás perecen. Dios les da confianza y vigor, y en muchas formas los auxilia.
24. Pero aunque hoy estén muy engrandecidos, en un instante desaparecerán como los demás, segados como espigas de trigo.