1. »iCuán frágil es el hombre! ¡Cuán pocos sus días y cuán atribulados!
2. Un instante abre su corola como flor, y se marchita; como sombra de efímera nube, pronto se desvanece.
3. ¿Tan duro has de ser con los frágiles hombres, y exigirles cuentas?
4. ¿Cómo puedes exigir pureza de quien nació impuro?
5. Brevísima vida has concedido al hombre; no le das más que unos meses. No puede tener ni una pequeña prórroga de vida.
6. ¿No le otorgarás algún reposo? Aparta tu mirar airado y concédele unos momentos de alivio antes que muera.
7. »Porque para el árbol hay esperanza: si lo cortan, retoña y produce nuevas ramas tiernas.
8-9. Aunque sus raíces envejezcan en la tierra y su tronco degenere, puede revivir y echar renuevos al contacto del agua, como planta de vivero.
10. Pero cuando el hombre muere y es sepultado, ¿a dónde va su espíritu?
11-12. Como agua que se evapora de un lago; como río que desaparece en la sequía, así el hombre yace por última vez y no vuelve a levantarse hasta que los cielos ya no existan; no se levantará ni se despertará de su sueño.
13. »¡Ay, quisieras tú ocultarme entre los muertos y olvidarte de mí hasta que tu ira acabe; pero marca tu calendario para que vuelvas a recordarme!
14. Si el hombre muere, ¿volverá a vivir? Este pensamiento me da esperanza, de modo que en mi angustia ansiosamente aguardo la dulce muerte.