49. Tal como Babilonia mató al pueblo de Israel, así tiene que ser muerta ella.
50. ¡Adelante, los que escaparon a las heridas de las espadas! ¡No se queden para mirar; huyan mientras sea tiempo! ¡Acuérdense del SEÑOR y vuelvan a la lejana Jerusalén!
51. «Estamos llenos de vergüenza porque el templo del SEÑOR ha sido profanado por extranjeros de Babilonia».
52. Sí, dice el SEÑOR, pero ya les llegó la hora a los ídolos de Babilonia. Por todo el país se oirá gemir a los heridos.
53. Aunque Babilonia fuera tan poderosa como el cielo, aunque aumentara su fortaleza sin medida, morirá, destruida por los ejércitos enemigos que le enviaré, dice el SEÑOR.