18. ¡Los ídolos nada son! Son falsificaciones. Y un día el SEÑOR vendrá, observará y los destruirá todos.
19. ¡Pero el Dios de Israel no es un ídolo! Él hizo todo lo que existe, e Israel es la nación suya; su nombre es: SEÑOR de los ejércitos.
20. El rey Ciro es el hacha de guerra y la espada de Dios. Tú serás mi instrumento, dice el SEÑOR, para despedazar a las naciones y destruir muchos reinos.
21. Valiéndome de ti aplastaré ejércitos; acabaré con el caballo y su jinete, con el carro de guerra y quien lo conduce.
22. Sí, también destruiré al resto del pueblo: hombres y mujeres, viejos y jóvenes, muchachos y muchachas,
23. pastores y ganados, labradores y bueyes, gobernantes y jueces.
24. Delante de sus ojos voy a darle a Babilonia y a los caldeos su merecido por todo el mal que le han hecho a mi pueblo, dice el SEÑOR.