2. El SEÑOR, el Creador del cielo y de la tierra —el SEÑOR es su nombre— dice así:
3. Pregúntame y yo te revelaré algunos importantes secretos acerca de lo que habrá de ocurrir aquí.
4. Pues aunque han derribado las casas de esta ciudad y el palacio del rey en busca de materiales para fortalecer las murallas contra las arremetidas del enemigo,
5. los babilonios penetrarán, y los habitantes de esta ciudad pueden darse por muertos, pues en mi cólera he decidido destruirlos. Los he abandonado por sus maldades, y no me compadeceré de ellos cuando pidan auxilio.
6. Sin embargo, vendrá el tiempo en que sanaré a Jerusalén y le daré prosperidad y paz.
7. Reconstruiré las ciudades de Judá e Israel y restauraré también su fortuna.
8. Y los limpiaré de todas sus acciones perversas contra mí y los perdonaré.
9. Entonces esta ciudad será honra para mí, me dará gozo y será para mí fuente de reconocimiento y gran fama ante todas las naciones de la tierra. Los pueblos del mundo verán el bien que le hago a mi pueblo y estarán asombrados de todos los bienes que les concederé a Judá e Israel.
10-11. El Señor declara que las alegres voces de los novios y las desposadas, y los jubilosos cánticos de los que traen ofrendas de gratitud al SEÑOR se escucharán otra vez en esta tierra sentenciada. El pueblo cantará: «¡Rindan homenaje al SEÑOR! ¡Porque es bueno y su capacidad de perdonar no tiene límites!» Y es que daré a esta tierra mayor felicidad y prosperidad de la que nunca tuvo.
12. Este país, aunque toda persona, animal y ciudad de ella estén sentenciados, nuevamente verán pastores conduciendo ovejas y corderos.
13. Nuevamente sus rebaños se multiplicarán en los pueblos montañosos y en las ciudades al este de la llanura filistea, en todas las ciudades del sur, en la región de Benjamín, en la cercanía de Jerusalén y en todas las ciudades de Judá.