22. Su destino se convertirá en símbolo de todo mal, de modo que cuando alguien quiera maldecir a otro le dirá: “¡El SEÑOR permita te acontezca como a Sedequías y a Acab, a quienes el rey de Babilonia quemó vivos!”
23. Porque estos hombres han hecho algo terrible en mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido usando mi nombre. Lo sé bien, porque he visto todo cuanto hacen, dice el SEÑOR.
24. »Y díganle esto a Semaías, el nejelamita (que significa “soñador”):
25. El SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Le has escrito una carta a Sofonías, hijo de Maseías, el sacerdote, y has enviado copias a todos los demás sacerdotes y a todos los habitantes de Jerusalén.
26. Y en esta carta le decías a Sofonías: “El SEÑOR te ha nombrado para reemplazar a Joyadá como sacerdote en Jerusalén. Y en tu responsabilidad está arrestar a cualquier loco que diga ser profeta, y ponerlo en el cepo.
27. ¿Por qué no has hecho algo respecto a Jeremías, ese falso profeta de Anatot?
28. Porque él nos ha escrito a los que estamos en Babilonia diciendo que nuestro cautiverio será largo, y que deberíamos construir casa permanente y planear quedarnos muchos años y sembrar árboles frutales, pues estaremos aquí para comer su fruto por mucho tiempo”».
29. Sofonías le llevó la carta a Jeremías y se la leyó.