Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Jeremías 2:21-37 Nueva Biblia al Día (NBD)

21. ¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Cómo pudo ser? Porque cuando yo los planté, elegí cuidadosamente la semilla: era la mejor. ¿Por qué te has convertido en esta degenerada raza de malvados, como si procedieran de una malísima semilla?

22. No hay en el mundo jabón ni detergente que puedan purificarte. Has cometido tantos delitos que son difíciles de olvidar. Los veo permanentemente ante mí, dice el SEÑOR Dios.

23. Pero tú dices que no es verdad, que no has adorado ídolos. ¿Cómo puedes decir tal cosa? ¡Ve y mira en cualquier valle del país todas las señales de tu ligereza e idolatría! ¡Toma nota de los muchos delitos que has cometido, oh camella inquieta en busca de macho!

24. ¡Eres como burra montés que olfatea el aire en época de celo! ¿Quién podrá refrenar tu lascivia? Ningún burro que te desee necesita buscarte, pues tú corres hacia él.

25. ¿Por qué no dejas al estéril correr tras otros dioses? Sabes que el Señor te provee para tus necesidades, pero tú dices: «No malgastes palabras. ¡Estoy enamorada de estos extranjeros y no puedo dejar de amarlos ahora!»

26-27. Como el ladrón, la única vergüenza que Israel conoce es que lo atrapen. Reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, en esto son iguales. A un poste labrado lo llaman padre suyo, y tienen por madre un ídolo labrado en piedra. ¡Pero cuando la llegan los tiempos de angustia es a mí a quien recurren pidiendo salvación!

28. ¿Por qué no imploran a los dioses que se han fabricado? Cuando sobrevenga el peligro, ¡que te ayuden ellos y te salven si pueden! Porque tienes tantos dioses como ciudades hay en Judá, incluso cada calle de Jerusalén tiene un altar dedicado a un ídolo diferente.

29. No acudan más a mí, todos son rebeldes y me han echado pleito, dice el SEÑOR.

30. Castigué a sus hijos pero nada les aprovechó: aún no quieren obedecer. Y ustedes mismos han matado a mis profetas como el león que mata su presa.

31. Oh pueblo mío, dime: ¿He sido acaso injusto con Israel? ¿He sido para ellos como tierra mala y egoísta? ¿Por qué entonces dice mi pueblo: «Por fin nos vemos libres de Dios, jamás volveremos a tener nada con él?»

32. ¿Cómo pueden desconocer así a su Dios? ¿Podrá una muchacha olvidar arreglarse linda? ¿Qué novia tratará de ocultar lo más lindo de su ajuar? ¡Pero por largos años mi pueblo se ha olvidado de mí, del más precioso de sus tesoros!

33. ¡Cuánto señuelo y qué artificios para atraer a tus amantes! ¡La coqueta más experta tendría mucho que aprender de ti!

34. Tienes los vestidos manchados con la sangre de los inocentes y los pobres. Descaradamente matas sin causa.

35. Y sin embargo dices: «¡Nada hice que enoje a Dios, estoy segura de que no está enojado!» Pero precisamente por decir «No he pecado» será que te castigaré duramente.

36. Por aquí y por allá andas mariposeando de un aliado a otro en busca de socorro, pero de nada te valdrá pues tus nuevos amigos de Egipto te abandonarán como antes lo hizo Asiria.

37. Quedarás desesperada y te cubrirás el rostro con las manos desesperada, porque el SEÑOR ha rechazado a aquéllos en quienes confías. No triunfarás por más que te ayuden.

Leer capítulo completo Jeremías 2