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Jeremías 11:8-23 Nueva Biblia al Día (NBD)

8. Pero sus antepasados no lo hicieron, ni siquiera se dignaron poner atención a lo que les decía. Cada uno hizo lo que le dio la gana, guiado por su terquedad. Y como se negaron a obedecer, les apliqué los castigos estipulados en el convenio.

9. Volvió a hablarme el SEÑOR y dijo: He descubierto entre los hombres de Judá y Jerusalén una conspiración contra mí.

10. Han vuelto a cometer las mismas faltas de sus antepasados, se niegan a seguir mis instrucciones y ofrecen homenajes a los ídolos. El convenio que establecí con sus antepasados queda roto y sin validez.

11. Por lo tanto, dice el SEÑOR, dejaré que caigan desgracias sobre ellos y no escaparán. Por más que se quejen de su mal, no atenderé sus súplicas.

12. ¡Que vayan a rogarles a sus ídolos y a quedar bien con ellos ofreciéndoles agradables perfumes! ¡Entonces se darán cuenta de lo incapaces que son esos ídolos de salvarlos!

13. ¡Oh pueblo mío, tienen tantos ídolos como ciudades, y sus altares de vergüenza! ¡Hay altares para rendirle homenaje al ídolo Baal por todas las calles de Jerusalén!

14. Por tanto, Jeremías, no intercedas más por este pueblo, ni llores ni supliques por ellos, porque no los escucharé cuando finalmente en su desesperación clamen pidiéndome ayuda.

15. ¿Qué derecho tiene mi pueblo para seguir acudiendo a mi templo? Porque han sido infieles adorando otros dioses. ¿Podrán ahora las promesas y los sacrificios desviar el castigo que les espera y volver a contar con vida y alegría?

16. Eran como lozanos olivos para el SEÑOR, se veían muy hermosos y estaban siempre llenos de buen fruto. Pero ahora el SEÑOR ha enviado contra ellos la furia de sus enemigos para prenderles fuego y dejarlos convertidos en ramajes humeantes.

17. Por la maldad de Israel y Judá al ofrecerle agradables perfumes como homenaje a Baal es que el SEÑOR de los ejércitos, quien plantó el olivo, también ha determinado su ruina.

18. Lo sé porque el SEÑOR me contó los planes de ellos y me mostró sus intrigas.

19. Yo había estado tan confiado como oveja o buey camino del matadero, que no sabe lo que le espera. ¡No sabía que tramaban mi muerte! «Acabemos con este hombre y todos sus mensajes», decían, «matémoslo para que de él no quede ni el recuerdo».

20. ¡Oh SEÑOR de los ejércitos, tú eres justo, tú conoces los pensamientos e intenciones de la gente! Fíjate en el corazón y los móviles de estos hombres. Dales su merecido por todos sus planes. De ti espero justicia.

21-22. Y el SEÑOR respondió: Los hombres de la ciudad de Anatot serán castigados por planear tu muerte. Bajo amenaza de muerte te ordenarán que no profetices en el nombre de Dios. Por ello, sus muchachos morirán en batalla, sus niños y niñas morirán de hambre.

23. ¡Ni uno de estos conspiradores de Anatot escapará con vida, porque sobre ellos traeré una desgracia espantosa! ¡Ya les llegará su hora!

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