8. ¡No lo olviden, apóstatas,
9. no echen en olvido las muchas veces que con claridad les dije lo que acontecería en el futuro! Porque yo soy Dios, yo y nadie más, y no hay otro que me iguale,
10. que pueda predecir lo que va a suceder. Todo cuanto yo digo se cumple, pues yo hago cuanto quiero.
11. Del oriente llamaré aquella veloz ave de rapiña, a Ciro, aquel varón de tierras lejanas. Él acudirá y hará mi voluntad.
12. ¡Escúchenme, hombres empecinados y perversos,
13. porque yo les ofrezco liberación, no en un futuro lejano, sino ahora mismo! Presto estoy para salvarlos, y restauraré a Jerusalén y a Israel, gloria mía.