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Isaías 37:26-38 Nueva Biblia al Día (NBD)

26. »”Pero ¿todavía ignoras que fui yo quien decidí y permití todo esto desde hace mucho? Yo hice que todo ocurriera tal como lo planeé: que derribaras las ciudades amuralladas convirtiéndolas en ruinas.

27. Por eso te ofrecieron tan poca resistencia sus pueblos y fueron tan fácil presa para ti. Fueron tan indefensos como la hierba, como las tiernas plantas que aplastas con los pies, como la hierba de los tejados marchitada por el sol.

28. »”Pero yo te conozco bien, tus idas y venidas y cuanto haces, y la forma en que me has ofendido.

29. Eso fue por causa de tu ira contra el SEÑOR, ¡y yo lo escuché todo!, por eso te he puesto un gancho en la nariz y una brida en la boca y te he llevado de regreso a tu tierra por el camino en que viniste”».

30. Entonces Dios le dijo a Ezequías:«Esta es la prueba de que yo soy quien libra del rey asirio a esta ciudad: Este año él levantará el asedio. Aunque ya es demasiado tarde para la siembra y no cuentes para este otoño con más trigo que el que por sí mismo se produzca, su rendimiento te dará semilla suficiente para el año entrante, y dentro de dos años, contando a partir de hoy, volverán a vivir en la abundancia.

31. Y los que han quedado en Judá arraigarán de nuevo en su suelo, florecerán y se multiplicarán,

32. porque de Jerusalén saldrá un remanente a repoblar el país. El poder del SEÑOR todopoderoso hará que ocurra todo esto.

33. »En cuanto al rey de Asiria: Sus ejércitos no entrarán en Jerusalén, ni dispararán en ella sus flechas, ni marcharán ante sus puertas, ni edificarán muro de asalto contra sus murallas.

34. Él regresará a su tierra por donde vino y jamás entrará en esta ciudad. Lo dice el SEÑOR.

35. Por mi propia honra y en recuerdo de mi siervo David la defenderé».

36. Aquella noche el ángel del SEÑOR salió y fue al campo de los asirios y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados. Cuando al día siguiente se despertaron los sobrevivientes, vieron ante sí los millares de cadáveres.

37. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, regresó a su tierra, a Nínive.

38. Y cierto día en que oraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramélec y Sarézer lo mataron a espada, luego huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón ocupó el trono.

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