22. Y destruirán todos sus ídolos de plata y todas sus imágenes de oro, y arrojarán todo como inmundicia que les repugna tocar.—¡Uf!, les dirán, ¡fuera!
23. Entonces Dios los bendecirá con lluvia en el tiempo de la siembra y con grandes cosechas y abundantes pastos para su ganado.
24. Los bueyes y los burros que aran la tierra comerán trigo cuya paja será llevada por el viento.
25. En aquel día en que Dios intervenga para destruir a sus enemigos, les dará corrientes de agua que bajarán de cada monte y collado.
26. La luna será tan brillante como el sol, y la luz de éste más esplendorosa que la de siete días claros. Así será el tiempo cuando el SEÑOR comience a sanar a su pueblo y a curarle las heridas que le causó.
27. Miren, de lejos acude el SEÑOR, ardiendo en ira, rodeado de espeso humo que sube. Tiene los labios llenos de furor y sus palabras consumen como fuego.
28. Su ira se derrama como torrente sobre todos ellos para arrasarlos. Zarandeará en las altivas naciones como si estuvieran en un tamiz; luego les pondrá una brida y las llevará al patíbulo.
29. Pero el pueblo de Dios entonará un cántico de solemne gozo, como los que se entonan de noche en las fiestas sagradas. A su pueblo se le alegrará el corazón como cuando un flautista guía al grupo de peregrinos que se dirigen a Jerusalén, al monte del SEÑOR, la Roca de Israel.
30. Y el SEÑOR hará oír su majestuosa voz y descargará su potente brazo sobre sus enemigos con gran indignación, con llamas consumidoras, torbellinos, tremendas tormentas e inmensos granizos.
31. La voz del SEÑOR castigará a los asirios, quienes le habían servido de vara de castigo.
32. Y cuando el SEÑOR los hiera, su pueblo celebrará con música y cantos.
33. Hace tiempo está lista la hoguera funeraria de Moloc, el dios asirio, listo el montón de leña. El aliento del SEÑOR como fuego de volcán la encenderá.