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Isaías 10:18-34 Nueva Biblia al Día (NBD)

18. El enorme ejército de Asiria es como un bosque imponente, pero será destruido. El SEÑOR los destruirá en cuerpo y alma, como cuando el enfermo se consume.

19. De aquel magno ejército sólo unos cuantos quedarán, tan pocos que un niño podrá contarlos.

20. Y finalmente, los que hayan quedado en Israel y Judá confiarán en el SEÑOR, el Santo de Israel, en vez de temer a los asirios.

21. Un remanente de ellos retornará al Dios poderoso.

22. Pero aunque Israel sea ahora tan numeroso como las arenas de la playa, sólo unos pocos quedarán para regresar en aquel día. Con toda justicia ha resuelto Dios destruir a su pueblo.

23. Ya el SEÑOR Dios todopoderoso, el dueño de ustedes, ha decidido consumirlos.

24. Por lo tanto, el SEÑOR Dios todopoderoso dice:«¡Oh pueblo mío de Jerusalén, no temas a los asirios cuando te oprima como hace mucho hicieron los egipcios!

25. No será por mucho tiempo; dentro de poco cesará mi ira contra ti y se encenderá contra ellos para destruirlos».

26. El SEÑOR todopoderoso enviará su ángel para acabar con ellos en una gran matanza como cuando Gedeón venció a Madián en la roca de Oreb, o como cuando Dios ahogó a los ejércitos egipcios en el mar.

27. En aquel día pondrá Dios fin a la esclavitud de su pueblo, les quitará de la cerviz el yugo de esclavitud y destruirá a los enemigos como está decretado.

28-29. ¡Miren! ¡Ya vienen los poderosos ejércitos de Asiria! Ya están en Ayat, ahora llegan a Migrón, ya acumulan parte de sus tropas en Micmás y franquean el paso, van a pasar la noche en Gueba. El miedo se apodera de Ramá: todo el pueblo de Guibeá, la ciudad de Saúl, huye para salvarse.

30. ¡Bien pueden gritar aterrorizados, oh pueblo de Galín! Griten avisándole a Lais, pues se acerca el poderoso ejército. ¡Pobre Anatot, qué destino te espera!

31. Anda de huida el pueblo de Madmena, y los habitantes de Guebín se preparan para escapar,

32. pero el enemigo se detiene a pasar en Nob el resto del día. Amenaza con el puño a Jerusalén que está en el monte Sión.

33. De pronto, ¡miren, miren! El Señor, el SEÑOR todopoderoso viene derribando los regios árboles. Está acabando con todo aquel vasto ejército, con grandes y pequeños por igual, oficiales y reclutas.

34. Él, el Poderoso, truncará al enemigo como el hacha del leñador corta los árboles del bosque en el Líbano.

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