1. Después me trajo de nuevo al pasillo a través del muro exterior hacia el este.
2. Y de repente la presencia majestuosa del Dios de Israel apareció del lado oriente. El sonido de su venida era como el estrépito de caudalosas aguas y todo el horizonte resplandeció con su presencia majestuosa.
3. Era tal como la había visto en las otras visiones, primero al lado del río Quebar, y luego más tarde en Jerusalén cuando vino para destruir la ciudad. Caí, rostro en tierra.
4. Y la presencia majestuosa del SEÑOR entró en el templo por la puerta que daba al oriente.