2. «Hombre mortal, me dijo, escribe esta fecha, pues hoy el rey de Babilonia ha atacado a Jerusalén.
3. Y ahora entrega esta parábola a estos rebeldes de Israel. Diles que el SEÑOR Dios dice: “Coloquen una olla sobre el fuego para hervir.
4. Llénenla con carne de carnero escogida: el cuarto trasero, la espalda y todos los cortes más tiernos.
5. Usen sólo los mejores carneros del rebaño, y apilen la leña sobre el fuego debajo de la olla. Cuezan la carne bien, hasta que se desprenda de los huesos”.
6. »Pues el SEÑOR Dios dice: “¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, tú eres como una olla herrumbrosa y desportillada! Luego saca la carne trozo a trozo en cualquier orden que venga, pues ninguna parte es mejor que otra.
7. Porque su maldad es evidente a todos, audazmente da muerte a quien le da la gana, dejando sangre de las víctimas sobre las rocas a la vista de todos; ni siquiera procura cubrirla.
8. Y yo la he dejado allí sin cubrir; para que esa sangre sea como una acusación a mí contra ella y despierte mi cólera y deseos de someterla a juicio severo.
9. »”¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, apilaré la leña debajo de ella!
10. Amontona la leña, deja que el fuego arda y la olla hierva. Que se cueza bien la carne y luego vacía la olla y quema los huesos.
11. Déjala vacía sobre las brasas para que se queme su herrumbre y todas las adherencias de comida.