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Ezequiel 1:12-28 Nueva Biblia al Día (NBD)

12. A donde les impulsaba el Espíritu iban, pero moviéndose siempre hacia adelante, sin darse vuelta.

13. Subiendo y descendiendo entre ellos había otras formas que resplandecían como brasas ardientes o antorchas brillantes, y desde ellos salían relámpagos.

14. Los seres vivos iban y venían con la velocidad del relámpago.

15. Al estar mirando atentamente todo esto, vi cuatro ruedas sobre el suelo debajo de ellos, correspondiendo una rueda a cada uno de los seres vivientes.

16. Las ruedas parecían como si fueran hechas de ámbar pulido, y cada una estaba construida con una segunda rueda cruzada por adentro.

17. Así podían avanzar en cualquiera de las cuatro direcciones sin tener que darse vuelta.

18. Las cuatro ruedas tenían una enorme circunferencia y despedían brillos intensos.

19. Cuando los cuatro seres vivos volaban hacia adelante, las ruedas se desplazaban con ellos. Cuando volaban hacia arriba, las ruedas también subían con ellos.

20. Cuando los seres vivos se detenían, también se detenían las ruedas.

21. Es que el Espíritu de los cuatro seres vivos estaba en las ruedas de modo que dondequiera su Espíritu iba, las ruedas y los seres vivos iban también.

22. En la parte superior de este extraño ser había una especie de bóveda de cristal purísimo y resplandeciente.

23. Las alas de cada uno de los seres estaban debajo de esta bóveda extendidas para tocar las alas de los otros y cada uno tenía dos alas cubriendo su cuerpo.

24. Al volar, el ruido de sus alas era muy intenso, como las olas estrellándose sobre la costa, o como la voz de Dios, o como el griterío de un poderoso ejército en medio de una feroz batalla. Cuando se detenían, entonces plegaban sus alas.

25. Estaba yo observando cuando se produjo un gran estruendo.

26. Entonces vi sobre la cúpula que estaba encima de ellos. Había algo que se parecía a un trono hecho de zafiros azules, y sentado sobre él, alguien con la apariencia de un ser humano.

27. Desde su cintura hacia arriba parecía como bronce reluciente, deslumbrante como el rayo, y desde su cintura hacia abajo como si todo fuera una llamarada.

28. Había una aureola resplandeciente semejante a un arco iris alrededor de él. Ése era el aspecto que la presencia magnífica del SEÑOR tenía para mí. Y cuando yo lo vi, caí rostro a tierra, y oí la voz de alguien que me hablaba.

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