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Deuteronomio 1:5-22 Nueva Biblia al Día (NBD)

5. Éstas, pues, son las palabras que Moisés declaró ante el pueblo de Israel:

6. «Hace cuarenta años, junto al monte Horeb, el SEÑOR, nuestro Dios, nos dijo: “Ya han estado aquí largo tiempo.

7. Vayan ahora y ocupen la región montañosa de los amorreos, el valle del Arabá, el Néguev, y toda la tierra de Canaán y el Líbano: toda el área desde las costas del mar Mediterráneo hasta el río Éufrates.

8. Yo se la doy a ustedes. Entren y poséanla, porque es la tierra que el SEÑOR prometió a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob, y a todos sus descendientes”.

9. »En aquel tiempo le dije al pueblo: “Ayúdenme. Ustedes son una gran carga para que yo la lleve solo,

10. porque el Señor nos ha multiplicado como las estrellas.

11. Quiera él multiplicarnos mil veces más y bendecirnos como ha prometido.

12. Pero ¿qué puede hacer un hombre solo para resolver las dificultades, los pleitos y los problemas que hay entre ustedes?

13. Elijan, pues, hombres de cada tribu que sean sabios, experimentados y entendidos, y yo los pondré como jefes”.

14. »Ellos estuvieron de acuerdo con esto.

15. Entonces tomé los hombres que eligieron, varios de cada tribu, y los señalé como jefes administrativos a cargo de mil, de cien, de cincuenta y de diez para decidir en sus dificultades y ayudarles en todo.

16. Les di órdenes de que fueran perfectamente justos en todo tiempo con sus hermanos y aun con los extranjeros.

17. “Cuando tomen decisiones”, les dije; “no favorezcan a un hombre porque sea rico; sean justos con el grande y con el pequeño. No teman si a ellos no les agrada el fallo de ustedes, porque ustedes son jueces en el nombre de Dios. Los casos demasiado difíciles tráiganmelos a mí, y yo los resolveré”.

18. Les di además varias otras instrucciones para ustedes.

19-21. »Luego nos alejamos del monte Horeb y viajamos a través del desierto grande y terrible, y llegamos finalmente a las montañas de los amorreos a las cuales el SEÑOR nuestro Dios nos había dirigido. Estábamos entonces en Cades Barnea (en el Límite con la Tierra prometida) y le dije al pueblo: “El SEÑOR, el Dios de nuestros antepasados, nos ha dado esta tierra. Vayan y poséanla como él nos ha dicho. No teman, ni duden”.

22. »Pero los israelitas replicaron: “Deja que primero enviemos espías para descubrir el mejor camino de entrada y para decidir qué ciudades debemos capturar en primer lugar”.

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