Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

2 Samuel 14:8-15-16 Nueva Biblia al Día (NBD)

8. —Déjalo por mi cuenta —dijo el rey—, yo veré que nadie lo toque.

9. —Gracias, mi señor, rey —contestó ella—. Yo llevaré la culpa si lo critican a usted por ayudarme de esta manera.

10. —No te preocupes. Si alguien te amenaza, avísame. Yo puedo asegurarte que jamás volverá a molestarte.

11. Entonces ella dijo:—Júreme por Dios que no permitirá que nadie le haga daño a mi hijo. No deseo más derramamiento de sangre.—Prometo por Dios —respondió él— que ni un solo cabello de tu hijo caerá a tierra.

12. —Ahora, déjeme que le pida una cosa más —dijo ella.—Habla —contestó él.

13. —¿Por qué no hace usted por todo el pueblo de Dios lo que ha prometido hacer por mí? —preguntó ella—. Usted se ha condenado a sí mismo al tomar esta decisión, pues se ha negado a recibir en casa a su hijo que está desterrado.

14. Todos debemos morir. Nuestras vidas son como el agua que es derramada en tierra, que no puede volverse a recoger. Pero Dios lo bendecirá a usted con una vida más larga si permite que su hijo regrese del destierro.

15-16. Pero, yo he venido a rogarle por mi hijo, porque mi vida y la vida de mi hijo han sido amenazadas y yo me dije: “Quizás el rey me oirá y nos librará de los que quieren acabar con nuestra existencia en Israel.

Leer capítulo completo 2 Samuel 14