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2 Samuel 14:1-18 Nueva Biblia al Día (NBD)

1. Cuando el general Joab hijo de Sarvia comprendió cuánto deseaba David ver a Absalón,

2-3. envió por una mujer de Tecoa, que tenía reputación de gran sabiduría, y le dijo que pidiera una entrevista con el rey. Pero antes de que la mujer se presentara delante del rey, Joab le dijo:—Vístete de luto, no te eches perfume, como si estuvieras de duelo por un hijo muerto. Luego irás donde el rey y le dirás todo lo que yo te diga.

4. Cuando la mujer llegó ante el rey, se arrojó con el rostro al suelo frente a él y clamó:—¡Mi señor, por favor, ayúdeme!

5-6. —¿Qué te pasa? —le preguntó el rey.—Soy viuda —contestó ella—, y mis dos hijos tuvieron una pelea en el campo. Puesto que no hubo nadie que los separara, uno de ellos mató al otro.

7. Ahora el resto de la familia pide que yo entregue a mi otro hijo para ejecutarlo por haber asesinado a su hermano. Pero si lo hago no tendré ningún hijo, y el nombre de mi marido será desarraigado de la tierra.

8. —Déjalo por mi cuenta —dijo el rey—, yo veré que nadie lo toque.

9. —Gracias, mi señor, rey —contestó ella—. Yo llevaré la culpa si lo critican a usted por ayudarme de esta manera.

10. —No te preocupes. Si alguien te amenaza, avísame. Yo puedo asegurarte que jamás volverá a molestarte.

11. Entonces ella dijo:—Júreme por Dios que no permitirá que nadie le haga daño a mi hijo. No deseo más derramamiento de sangre.—Prometo por Dios —respondió él— que ni un solo cabello de tu hijo caerá a tierra.

12. —Ahora, déjeme que le pida una cosa más —dijo ella.—Habla —contestó él.

13. —¿Por qué no hace usted por todo el pueblo de Dios lo que ha prometido hacer por mí? —preguntó ella—. Usted se ha condenado a sí mismo al tomar esta decisión, pues se ha negado a recibir en casa a su hijo que está desterrado.

14. Todos debemos morir. Nuestras vidas son como el agua que es derramada en tierra, que no puede volverse a recoger. Pero Dios lo bendecirá a usted con una vida más larga si permite que su hijo regrese del destierro.

15-16. Pero, yo he venido a rogarle por mi hijo, porque mi vida y la vida de mi hijo han sido amenazadas y yo me dije: “Quizás el rey me oirá y nos librará de los que quieren acabar con nuestra existencia en Israel.

17. Sí, el rey nos dará paz nuevamente”. Yo sé que usted es como el ángel de Dios y puede discernir entre el bien y el mal. Quiera Dios estar con usted.

18. —Quiero saber una cosa —dijo el rey.—¿De qué se trata, mi señor, el rey? —preguntó ella.

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