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2 Reyes 9:21-36 Nueva Biblia al Día (NBD)

21. Entonces el rey Jorán ordenó:—¡Rápido! ¡Preparen mi carro de combate!Una vez que le tuvieron listo el carro, Jorán y Ocozías, rey de Judá, salieron al encuentro de Jehú. Lo encontraron en el campo de Nabot, el de Jezrel.

22. —¿Vienes como amigo, Jehú? —le preguntó el rey Jorán.Jehú le respondió:—¿Cómo puede haber amistad entre nosotros, si todavía sufrimos debido a las idolatrías y hechicerías de Jezabel, tu madre?

23. Entonces el rey Jorán dio la vuelta para huir, mientras le gritaba a Ocozías:—¡Traición, Ocozías, traición!

24. Jehú tomó el arco, disparó con todas sus fuerzas y le clavó la flecha entre los dos hombros. La flecha le partió el corazón, y Jorán cayó muerto en su carro.

25. Jehú le dijo a su ayudante Bidcar:—¡Arroja el cadáver en el campo que fue de Nabot, porque acuérdate que una vez, cuando tú y yo íbamos en un carro tras su padre, Acab, el SEÑOR me reveló esta profecía:

26. «Yo vengaré el asesinato de Nabot y de sus hijos en su misma propiedad». ¡Así que arroja el cadáver en el campo de Nabot, como el SEÑOR dijo!

27. Mientras tanto, el rey Ocozías, de Judá, había huido hacia Bet Hagán. Jehú corrió en su persecución gritando:—¡Dispárenle a él también!Lo hirieron en su carro, cuando iba subiendo la cuesta de Gur, junto a Ibleam. Ocozías logró llegar hasta Meguido, pero allí murió.

28. Sus oficiales lo llevaron en un carro a Jerusalén, donde lo sepultaron en el cementerio real.

29. (El reinado de Ocozías, sobre Judá, había comenzado en el año doce del reinado de Jorán, de Israel).

30. Cuando Jezabel supo que Jehú había regresado a Jezrel, se pintó los ojos, se adornó el pelo y se sentó junto a la ventana.

31. Cuando Jehú entró por la puerta del palacio, ella, en forma irónica, le gritó:—¿Cómo estás, Zimri, asesino de tu rey?

32. Él miró y la vio en la ventana, y gritó:—¿Quién está de parte mía?Y dos o tres oficiales del palacio se acercaron a la ventana.

33. —¡Arrójenla por la ventana! —les ordenó Jehú.Ellos la arrojaron por la ventana, y su sangre salpicó la muralla y a los caballos que la pisotearon.

34. Entonces Jehú entró en el palacio para comer y beber. Después dijo:—Que alguien vaya y sepulte a esta mujer maldita, porque es hija de un rey.

35. Pero cuando salieron para sepultarla, encontraron solamente la calavera, los pies y las manos.

36. Cuando regresaron y se lo contaron, él dijo:—Esto es lo que el SEÑOR, por medio del profeta Elías, dijo que ocurriría. Sí, el SEÑOR dijo que los perros comerían su carne en Jezrel, y que su cuerpo quedaría esparcido como estiércol en el campo, de modo que nadie podría decir: «Estos son los restos de Jezabel».

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