29. —¡Rápido, toma mi vara! —le dijo Eliseo a Guiezi—. ¡No hables con nadie a lo largo del camino! ¡Date prisa! Al llegar, pon la vara sobre el rostro del niño.
30. Pero la madre del niño dijo:—¡Le juro que si no me acompaña, no me iré de aquí! De eso puede estar tan seguro como que el SEÑOR y usted viven.Entonces Eliseo fue con ella.
31. Guiezi fue adelante y puso la vara en el rostro del niño, pero nada ocurrió. No dio señales de vida. Regresó a encontrar a Eliseo y le dijo:—El niño aún está muerto.
32. Cuando Eliseo llegó, el niño estaba acostado, sin vida, sobre la cama del profeta.
33. Él entró, cerró la puerta y oró al SEÑOR.
34. Luego se tendió sobre el cuerpo del niño, y colocó su boca sobre la boca del niño, y sus ojos sobre los ojos del niño, y sus manos sobre las manos del niño. El cuerpo del niño comenzó a calentarse nuevamente.