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1 Reyes 8:6-27 Nueva Biblia al Día (NBD)

6. Entonces los sacerdotes llevaron el cofre y lo introdujeron en el santuario interior del templo, es decir, en el lugar santísimo, y lo colocaron debajo de las alas de los querubines.

7. Los querubines habían sido construidos de tal manera que sus alas se extendían por sobre el punto en que se colocaría el cofre; así que ahora sus alas cubrían el cofre y las varas que servían para trasladarlo.

8. Las varas eran tan largas que sus puntas podían verse desde el lugar santo, que se hallaba frente al lugar santísimo, pero no se podían ver desde fuera. Y ahí están hasta hoy.

9. Nada había en el cofre en aquel tiempo, salvo las dos tablas de piedra que Moisés había colocado allí en el monte Horeb, cuando el SEÑOR hizo su pacto con el pueblo de Israel después que salieron de Egipto.

10. Y cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, una nube brillante llenó el templo del SEÑOR.

11. Debido a la nube, los sacerdotes no pudieron quedarse para celebrar el culto, pues la gloria del SEÑOR llenaba todo el templo.

12-13. Entonces el rey Salomón oró diciendo: «SEÑOR, tú dijiste que vivirías en la oscuridad más densa; pero, SEÑOR, yo te he edificado esta hermosa casa, para que vivas en ella para siempre».

14. Entonces el rey se dio vuelta y, mirando al pueblo que estaba parado delante de él, lo bendijo, diciendo:

15. «Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que ha cumplido hoy lo que prometió a mi padre David.

16. Porque le dijo: “Cuando saqué a mi pueblo de Egipto, no escogí ninguna ciudad de las tribus de Israel para que allí se me construyera una casa, pero elegí a un hombre para que gobernara a mi pueblo”.

17. Este hombre fue mi padre David. Él quería edificar una casa para el SEÑOR, Dios de Israel,

18. pero el SEÑOR no se lo permitió. El SEÑOR le dijo: “Me complace que quieras construirme una casa, pero

19. no serás tú quien lo haga, sino tu hijo”.

20. Y ahora el SEÑOR ha cumplido su palabra, porque he sucedido a mi padre como rey de Israel, y ya he edificado el templo del SEÑOR, Dios de Israel.

21. He preparado un lugar allí para el cofre que contiene el pacto hecho por el SEÑOR con nuestros padres, cuando los sacó de Egipto».

22-23. Mientras todo el pueblo observaba, Salomón se paró delante del altar del SEÑOR con las manos extendidas hacia el cielo y dijo: «SEÑOR, Dios de Israel, no hay Dios como tú en el cielo ni en la tierra, porque tú eres amoroso y misericordioso, y guardas las promesas hechas a tu pueblo, si hace tu voluntad.

24. Hoy tú has cumplido la promesa hecha a mi padre David, que era tu siervo.

25. »Ahora, SEÑOR, Dios de Israel, cumple la otra promesa hecha a él, cuando le dijiste: “Si tus descendientes andan en todos mis caminos y hacen mi voluntad, jamás dejará de sentarse uno de ellos en el trono de Israel”.

26. Sí, Dios de Israel, cumple esta promesa también.

27. »Pero, ¿es posible que Dios pueda vivir en la tierra? Si los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener, mucho menos este templo que yo he edificado.

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