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1 Reyes 8:54-55-64 Nueva Biblia al Día (NBD)

54-55. Salomón había estado arrodillado, con las manos extendidas hacia los cielos. Cuando terminó de orar, se levantó delante del altar del SEÑOR, y pronunció esta bendición sobre todo el pueblo de Israel:

56. «Bendito sea el SEÑOR, que ha cumplido su promesa y ha dado reposo a su pueblo Israel; ni una palabra ha dejado de cumplir de todas las maravillosas promesas dadas por su siervo Moisés.

57. Que el SEÑOR nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros padres; que jamás nos abandone.

58. Que él nos dé el deseo de hacer su voluntad en todo y de obedecer todos los mandamientos e instrucciones que dio a nuestros antepasados.

59. Y que estas palabras de mi oración estén continuamente delante de él, día y noche, para que nos ayude a mí y a todo Israel, de acuerdo con nuestras necesidades diarias.

60. Que el pueblo de toda la tierra sepa que el SEÑOR es Dios, y que no hay otro Dios.

61. Y ustedes, pueblo mío, vivan vidas buenas y perfectas delante del SEÑOR nuestro Dios. Obedezcan siempre su ley y sus mandamientos, de la forma que hoy lo están haciendo».

62-63. Entonces el rey y todo el pueblo dedicaron el templo del SEÑOR, ofreciendo sacrificios de paz delante del SEÑOR. En total ofrecieron veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas.

64. Como una medida provisoria, para los holocaustos, para las ofrendas de grano, y para la grasa de las ofrendas de paz, el rey santificó el atrio que está frente a el templo del SEÑOR, porque el altar de bronce era demasiado pequeño para todo lo que había que sacrificar.

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