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1 Reyes 8:43-61 Nueva Biblia al Día (NBD)

43. óyelos desde los cielos y responde a sus oraciones. Así, todas las naciones de la tierra conocerán y temerán tu nombre, como tu propio pueblo Israel lo hace, y toda la tierra sabrá que éste es tu templo.

44. »Cuando envíes a tu pueblo a la batalla contra sus enemigos, y ellos oren a ti mirando hacia tu ciudad escogida de Jerusalén y hacia este templo que he edificado en tu honor,

45. escucha sus oraciones y ayúdalos.

46. »Si pecan contra ti, ¿porque quién no peca?, y tú te enojas con ellos, y dejas que sus enemigos los lleven cautivos a tierras extrañas, cercanas o lejanas,

47. y ellos se dan cuenta de lo que han hecho y se vuelven a ti y claman diciendo: “Hemos pecado, hemos hecho mal”,

48. si ellos realmente se vuelven hacia ti, y oran hacia esta tierra que tú has dado a sus padres, y hacia esta ciudad de Jerusalén que tú has escogido, y hacia este templo que yo edifiqué a tu nombre,

49. escucha sus oraciones y ruegos desde los cielos donde habitas, y acude en su ayuda.

50. Perdona a tu pueblo todas las malas acciones que realicen, y haz que sus captores tengan misericordia de ellos;

51. porque son tu pueblo, la herencia especial que sacaste del horno de Egipto.

52. »Que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a las oraciones que ellos hagan. SEÑOR, escucha y responde siempre que ellos clamen a ti,

53. porque cuando tú sacaste a nuestros padres de la tierra de Egipto, dijiste a tu siervo Moisés que habías escogido a Israel, de entre todas las naciones de la tierra, para que fuera tu pueblo especial».

54-55. Salomón había estado arrodillado, con las manos extendidas hacia los cielos. Cuando terminó de orar, se levantó delante del altar del SEÑOR, y pronunció esta bendición sobre todo el pueblo de Israel:

56. «Bendito sea el SEÑOR, que ha cumplido su promesa y ha dado reposo a su pueblo Israel; ni una palabra ha dejado de cumplir de todas las maravillosas promesas dadas por su siervo Moisés.

57. Que el SEÑOR nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros padres; que jamás nos abandone.

58. Que él nos dé el deseo de hacer su voluntad en todo y de obedecer todos los mandamientos e instrucciones que dio a nuestros antepasados.

59. Y que estas palabras de mi oración estén continuamente delante de él, día y noche, para que nos ayude a mí y a todo Israel, de acuerdo con nuestras necesidades diarias.

60. Que el pueblo de toda la tierra sepa que el SEÑOR es Dios, y que no hay otro Dios.

61. Y ustedes, pueblo mío, vivan vidas buenas y perfectas delante del SEÑOR nuestro Dios. Obedezcan siempre su ley y sus mandamientos, de la forma que hoy lo están haciendo».

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