Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

1 Reyes 2:30-46 Nueva Biblia al Día (NBD)

30. Benaías entró en el Santuario y le dijo a Joab:—El rey te ordena que salgas.—No saldré —dijo Joab—. ¡Aquí moriré!Entonces Benaías volvió a consultar al rey.

31. —¡Haz lo que él dice! —respondió el rey—. Ve y mátalo ahí mismo, y sepúltalo. De este modo, tanto yo como la casa de mi padre quedaremos libres de culpa por los asesinatos que, sin ninguna razón, él cometió.

32. Entonces el SEÑOR lo tendrá a él por responsable personal del asesinato de dos hombres que eran mejores que él. Porque mi padre no tuvo parte en la muerte del general Abner, jefe del ejército de Israel, ni en la del general Amasá, jefe del ejército de Judá.

33. Que Joab y sus descendientes por siempre lleven la culpa de estos crímenes, y quiera el SEÑOR declarar inocentes de estas muertes a David y a sus descendientes.

34. Benaías regresó, pues, al santuario y mató a Joab. Y éste fue sepultado junto a su casa, en el desierto.

35. Entonces el rey designó a Benaías como jefe del ejército, y a Sadoc como sacerdote, en lugar de Abiatar.

36-37. Después el rey mandó a buscar a Simí, y le dijo:—Edifícate una casa en Jerusalén, y no salgas de la ciudad por ningún motivo. En el momento en que salgas y pases el arroyo de Cedrón, morirás, y toda la culpa será tuya.

38. —De acuerdo —respondió Simí—, haré lo que tú digas.Y Simí se quedó viviendo en Jerusalén.

39. Pero tres años después, dos esclavos de Simí se escaparon y fueron a refugiarse en Gat, donde reinaba Aquis hijo de Macá. Cuando Simí lo supo,

40. aparejó un burro y se dirigió a Gat, para visitar al rey. Cuando encontró a sus esclavos, volvió con ellos a Jerusalén.

41. Cuando Salomón supo que Simí había salido de Jerusalén y había hecho un viaje de ida y vuelta a Gat,

42. lo mandó a llamar y le preguntó:—¿No te ordené, en el nombre de Dios, que permanecieras en Jerusalén, o morirías? Tú respondiste: “Muy bien, haré como tú dices”.

43. Entonces, ¿por qué no has respetado el acuerdo a que llegamos? ¿Por qué no obedeciste mi orden?

44. Y, ¿qué de aquellos males que le causaste a mi padre, el rey David? ¡Que el SEÑOR te castigue por tu maldad,

45. mientras que a mí me dé sus ricas bendiciones, y que en este trono se siente siempre un descendiente de David!

46. Entonces, a una orden del rey, Benaías agarró a Simí, lo sacó y lo mató. De este modo el reino se afirmó en manos de Salomón.

Leer capítulo completo 1 Reyes 2