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1 Reyes 18:31-46 Nueva Biblia al Día (NBD)

31. Tomó doce piedras, una en representación de cada tribu de Israel,

32. y usó las piedras para reedificar el altar del SEÑOR. Luego cavó una zanja donde cabían unos doce litros de agua.

33. Puso la leña sobre el altar, cortó en pedazos el becerro y puso los trozos sobre la leña.—Llenen cuatro cántaros de agua —dijo— y derramen el agua sobre el becerro y la leña.Después que lo hicieron les dijo:

34. —Háganlo nuevamente—. Y ellos lo hicieron.—Háganlo una vez más —volvió a decirles.Ellos lo hicieron,

35. y el agua corrió alrededor del altar y llenó la zanja que Elías había hecho.

36. Cuando llegó la hora del acostumbrado sacrificio de la tarde, Elías se dirigió hasta el altar y oró: «SEÑOR, Dios de Abraham, Isaac e Israel, demuestra que tú eres el Dios de Israel, y que yo soy tu siervo; demuestra que yo he hecho todo esto por orden tuya.

37. SEÑOR, respóndeme. Respóndeme para que esta gente sepa que tú eres Dios, y que quieres que ellos se vuelvan a ti».

38. Entonces, repentinamente, descendió fuego del cielo y quemó el becerro, la leña, las piedras, el polvo, e hizo que se evaporara el agua que había en la zanja.

39. Y cuando los que estaban allí vieron esto, se inclinaron con sus rostros en tierra, gritando:—¡El SEÑOR es Dios! ¡El SEÑOR es Dios!

40. Entonces Elías les ordenó:—¡Agarren a todos los profetas de Baal! ¡Que ninguno escape!Ellos los atraparon a todos, y Elías los condujo al arroyo de Quisón, y allí los degolló.

41. Después Elías le dijo a Acab:—Ve y disfruta de una buena comida. Oigo que se acerca una tormenta.

42. Enseguida Acab se fue a comer y a beber. Pero Elías se subió a la cumbre del monte Carmelo y se arrodilló con su rostro entre las rodillas,

43. y le dijo a su siervo:—Ve y mira hacia el mar.Él fue y miró, y regresó y le dijo a Elías:—No se ve nada.Entonces Elías le dijo:—Ve siete veces.

44. Finalmente, a la séptima vez, el siervo le dijo:—Veo una pequeña nube, como del tamaño de una mano de hombre, que se levanta del mar.Entonces Elías gritó:—Corre a decirle a Acab que se suba a su carro y baje de la montaña o será detenido por la lluvia.

45. Poco después, el cielo se oscureció con nubes, y comenzó a soplar un viento que trajo una terrible tormenta. Acab salió apresuradamente hacia Jezrel.

46. Elías, por su parte, se amarró el manto con el cinturón, y echó a correr hacia Jezrel, y llegó primero que Acab, pues el SEÑOR, con su poder, fortaleció a Elías para que pudiera correr.

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