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1 Reyes 18:14-26 Nueva Biblia al Día (NBD)

14. Y ahora usted me dice: “Ve y dile al rey que Elías está aquí”. Señor, si hago eso soy hombre muerto.

15. Pero Elías le dijo:—Te juro por el SEÑOR, el Dios todopoderoso, en cuya presencia estoy, que hoy me presentaré ante Acab.

16. Entonces Abdías fue y le dijo a Acab que Elías había llegado; y Acab fue a encontrarse con él.

17. —¡Así que tú eres el hombre que ha traído todo este desastre sobre Israel! —exclamó Acab, en cuanto lo vio.

18. —Tú eres el que ha traído este desastre —respondió Elías—. Porque tú y tu familia se han negado a obedecer al SEÑOR, y han adorado a Baal.

19. Ahora, convoca a todo el pueblo de Israel. Diles que vayan al monte Carmelo, junto con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de la diosa Aserá, que tienen el apoyo de Jezabel.

20. Entonces Acab convocó a todo el pueblo y a los profetas en el monte Carmelo.

21. Una vez allí, Elías les dijo:—¿Hasta cuándo estarán ustedes vacilando entre dos opiniones? —le preguntó al pueblo—. ¡Si el SEÑOR es Dios, síganlo; pero si Baal es Dios, sigan a Baal!

22. Y añadió:—Yo soy el único profeta que queda de los profetas del SEÑOR, pero Baal tiene cuatrocientos cincuenta profetas.

23. Traigan ahora dos becerros. Los profetas de Baal pueden elegir uno de ellos, cortarlo en pedazos y ponerlo sobre la leña en el altar, pero sin encender fuego bajo la leña; yo prepararé el otro becerro y lo pondré sobre la leña, en el altar del SEÑOR, y tampoco encenderé fuego debajo.

24. Entonces ustedes oren a su dios, y yo oraré al SEÑOR. El que responda enviando fuego para encender la leña, ese es el verdadero Dios.Todo el pueblo estuvo de acuerdo en someterse a esta prueba.

25. Elías se volvió a los profetas de Baal, y les dijo:—Empiecen ustedes, pues son la mayoría. Escojan uno de los becerros, prepárenlo, y luego invoquen a su dios; pero no enciendan fuego debajo de la leña.

26. Ellos prepararon uno de los becerros y lo pusieron sobre el altar. Y estuvieron invocando a Baal toda la mañana.—Baal, óyenos —gritaban, mientras saltaban alrededor del altar que habían construido.Pero no recibieron respuesta de ningún tipo.

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