32. —Llamen al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías hijo de Joyadá —ordenó el rey.
33. Cuando ellos estuvieron presentes, les dijo:—Lleven a Salomón y a los funcionarios de la corte a Guijón. Salomón cabalgará en mi propia mula,
34. y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán allí como rey de Israel. Luego hagan sonar las trompetas y aclamen: «¡Viva el rey Salomón!»
35. Cuando ustedes lo traigan de regreso, siéntenlo en mi trono como el nuevo rey. Porque yo lo he designado a él como rey de Israel y Judá.
36. —¡Amén! Alabado sea Dios —contestó Benaías—.
37. Quiera el SEÑOR estar con Salomón como ha estado con usted, y quiera Dios que el reino de Salomón sea aún más grande que el del rey.
38. Entonces el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías y la guardia personal de David llevaron a Salomón a Guijón, cabalgando sobre la mula de David.
39. En Guijón, Sadoc tomó el cuerno de aceite sagrado del santuario y lo derramó sobre Salomón. Luego hicieron sonar las trompetas, y todo el pueblo aclamó: «¡Viva el rey Salomón!»