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1 Reyes 1:29-44-45 Nueva Biblia al Día (NBD)

29. Y el rey declaró:—Juro por el SEÑOR, quien vive y me ha rescatado de todo peligro,

30. que tu hijo Salomón será el nuevo rey que se sentará en mi trono, tal como te lo prometí antes en el nombre del SEÑOR, Dios de Israel.

31. Betsabé hizo una profunda reverencia delante de él nuevamente y exclamó:—¡Gracias, señor mío! ¡Quiera el SEÑOR que el rey viva para siempre!

32. —Llamen al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías hijo de Joyadá —ordenó el rey.

33. Cuando ellos estuvieron presentes, les dijo:—Lleven a Salomón y a los funcionarios de la corte a Guijón. Salomón cabalgará en mi propia mula,

34. y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán allí como rey de Israel. Luego hagan sonar las trompetas y aclamen: «¡Viva el rey Salomón!»

35. Cuando ustedes lo traigan de regreso, siéntenlo en mi trono como el nuevo rey. Porque yo lo he designado a él como rey de Israel y Judá.

36. —¡Amén! Alabado sea Dios —contestó Benaías—.

37. Quiera el SEÑOR estar con Salomón como ha estado con usted, y quiera Dios que el reino de Salomón sea aún más grande que el del rey.

38. Entonces el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías y la guardia personal de David llevaron a Salomón a Guijón, cabalgando sobre la mula de David.

39. En Guijón, Sadoc tomó el cuerno de aceite sagrado del santuario y lo derramó sobre Salomón. Luego hicieron sonar las trompetas, y todo el pueblo aclamó: «¡Viva el rey Salomón!»

40. Todos regresaron con Salomón a Jerusalén, celebrando gozosamente y con mucho alboroto.

41. Cuando Adonías y sus invitados estaban terminando su banquete, oyeron la conmoción y los gritos.—¿Qué es lo que pasa? —preguntó Joab—. ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?

42. Y mientras aún hablaba, Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar, llegó corriendo.—¡Pasa! —le dijo Adonías—. Tú eres un buen hombre, y debes tener buenas noticias.

43. —Nuestro señor, el rey David, ha proclamado como rey a Salomón —gritó Jonatán—.

44-45. El rey lo envió a Guijón con el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benaías, protegido por la misma guardia personal del rey. Salomón cabalgaba en la mula del rey. Sadoc y Natán lo han ungido como nuevo rey. Acaban de regresar, y toda la ciudad está celebrando y regocijándose por el hecho. A eso se debe todo este alboroto.

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