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1 Reyes 1:20-39 Nueva Biblia al Día (NBD)

20. Y ahora, señor mío, rey mío, todo Israel espera saber su decisión, pues todos quieren que les diga quién va a reinar después de usted.

21. Si no actúa a tiempo, entonces cuando usted muera, mi hijo Salomón y yo seremos arrestados y ejecutados como delincuentes.

22-23. Mientras ella todavía estaba hablando, los siervos del rey le dijeron:—El profeta Natán está aquí para verlo.Natán entró e hizo reverencias delante del rey,

24. y le preguntó:—Señor mío, ¿ha dicho usted que Adonías será el nuevo rey? ¿Es él a quien usted ha elegido para que se siente en su trono?

25. Hoy él celebró su coronación sacrificando bueyes y becerros gordos, y ha invitado a los hijos del rey para que asistan a las festividades. Además, invitó al general Joab y al sacerdote Abiatar. Están festejando y bebiendo con él y gritando: «¡Viva el rey Adonías!»

26. Pero ni el sacerdote Sadoc, ni Benaías hijo de Joyadá, ni su hijo Salomón, que es muy fiel a usted, ni yo fuimos invitados.

27. ¿Ha sido hecho esto con su consentimiento? Porque usted no le ha dicho a este siervo suyo a cuál de sus hijos ha elegido para que lo suceda en el trono.

28. —Llamen a Betsabé —dijo David.Entonces ella volvió a entrar y se paró delante del rey.

29. Y el rey declaró:—Juro por el SEÑOR, quien vive y me ha rescatado de todo peligro,

30. que tu hijo Salomón será el nuevo rey que se sentará en mi trono, tal como te lo prometí antes en el nombre del SEÑOR, Dios de Israel.

31. Betsabé hizo una profunda reverencia delante de él nuevamente y exclamó:—¡Gracias, señor mío! ¡Quiera el SEÑOR que el rey viva para siempre!

32. —Llamen al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías hijo de Joyadá —ordenó el rey.

33. Cuando ellos estuvieron presentes, les dijo:—Lleven a Salomón y a los funcionarios de la corte a Guijón. Salomón cabalgará en mi propia mula,

34. y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán allí como rey de Israel. Luego hagan sonar las trompetas y aclamen: «¡Viva el rey Salomón!»

35. Cuando ustedes lo traigan de regreso, siéntenlo en mi trono como el nuevo rey. Porque yo lo he designado a él como rey de Israel y Judá.

36. —¡Amén! Alabado sea Dios —contestó Benaías—.

37. Quiera el SEÑOR estar con Salomón como ha estado con usted, y quiera Dios que el reino de Salomón sea aún más grande que el del rey.

38. Entonces el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías y la guardia personal de David llevaron a Salomón a Guijón, cabalgando sobre la mula de David.

39. En Guijón, Sadoc tomó el cuerno de aceite sagrado del santuario y lo derramó sobre Salomón. Luego hicieron sonar las trompetas, y todo el pueblo aclamó: «¡Viva el rey Salomón!»

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