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Mateo 9:21-33 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

21. pues pensaba para sí misma: «Con solo tocar su manto me curaré».

22. Pero Jesús se volvió y, al verla, le dijo:—Ánimo, hija, tu fe te ha salvado.Y en aquel mismo instante la mujer recuperó la salud.

23. Cuando Jesús llegó a casa del dignatario y vio a los flautistas y a la gente que se lamentaba, dijo:

24. —Salgan de aquí. La muchacha no está muerta; está dormida.Al oír esto, todos se rieron de Jesús;

25. pero él, después que salió la gente, pasó adentro, tomó a la muchacha por la mano y ella se levantó.

26. Y la noticia de este suceso se extendió por toda aquella región.

27. Al salir Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos que suplicaban a voces:—¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!

28. Cuando entró en casa, los ciegos se le acercaron y Jesús les preguntó:—¿Creen ustedes que puedo hacer esto?Ellos le contestaron:—Sí, Señor.

29. Entonces les tocó los ojos y dijo:—Que se haga en ustedes conforme a la fe que tienen.

30. Se les abrieron al punto los ojos y Jesús les ordenó:—Procuren que nadie lo sepa.

31. Ellos, sin embargo, en cuanto salieron, comenzaron a divulgarlo por toda la región.

32. Acababan de irse los ciegos cuando se acercaron unos a Jesús y le presentaron un mudo que estaba poseído por un demonio.

33. En cuanto Jesús expulsó al demonio, el mudo comenzó a hablar. Y los que lo presenciaron decían asombrados:—¡Nunca se ha visto en Israel nada parecido!

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