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Mateo 6:17-34 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

17. Tú, por el contrario, cuando quieras ayunar, lávate la cara y perfuma tus cabellos,

18. para que nadie se entere de que ayunas, excepto tu Padre que ve hasta lo más secreto. Y tu Padre, que ve hasta lo más secreto, te recompensará.

19. No acumulen riquezas en este mundo pues las riquezas de este mundo se apolillan y se echan a perder; además, los ladrones perforan las paredes y las roban.

20. Acumulen, más bien, riquezas en el cielo, donde no se apolillan ni se echan a perder y donde no hay ladrones que entren a robarlas.

21. Pues donde tengas tus riquezas, allí tendrás también el corazón.

22. Los ojos son lámparas para el cuerpo. Si tus ojos están sanos, todo en ti será luz;

23. pero si tus ojos están enfermos, todo en ti será oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra será tu propia oscuridad!

24. Nadie puede servir a dos amos al mismo tiempo, porque aborrecerá al uno y apreciará al otro; será fiel al uno y del otro no hará caso. No pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.

25. Por lo tanto les digo: No anden preocupados pensando qué van a comer o qué van a beber para poder vivir, o con qué ropa van a cubrir su cuerpo. ¿Es que no vale la vida más que la comida, y el cuerpo más que la ropa?

26. Miren las aves que vuelan por el cielo: no siembran, ni cosechan, ni guardan en almacenes y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¡Pues ustedes valen mucho más que esas aves!

27. Por lo demás, ¿quién de ustedes, por mucho que se preocupe, podrá añadir una sola hora a su vida?

28. ¿Y por qué preocuparse a causa de la ropa? Aprendan de los lirios del campo y fíjense en cómo crecen. No trabajan ni hilan

29. y, sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su esplendor, llegó a vestirse como uno de ellos.

30. Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy está verde y mañana será quemada en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué débil es la fe que ustedes tienen!

31. Así pues, no se atormenten diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos o con qué nos vestiremos?».

32. Esas son las cosas que preocupan a los paganos; pero el Padre celestial ya sabe que las necesitan.

33. Ustedes, antes que nada, busquen el reino de Dios* y todo lo justo y bueno que hay en él*, y Dios les dará, además, todas esas cosas.

34. No se inquieten, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas!

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