8. De nuevo el diablo lo llevó a un monte muy alto y, mostrándole todas las naciones del mundo y su esplendor,
9. le dijo:—Yo te daré todo esto si te arrodillas ante mí y me adoras.
10. Pero Jesús le replicó:—Vete de aquí, Satanás, pues dicen las Escrituras: Al Señor tu Dios adorarás y solo a él darás culto.
11. El diablo se apartó entonces de Jesús, y llegaron los ángeles para servirle.
12. Al enterarse Jesús de que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea.
13. Pero no fue a Nazaret* sino que fijó su residencia en Cafarnaún*, junto al lago*, en los términos de Zabulón y Neftalí,
14. en cumplimiento de lo dicho por medio del profeta Isaías:
15. ¡Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al oriente del Jordán, Galilea de los paganos!
16. El pueblo sumido en las tinieblas vio una luz resplandeciente; a los que vivían en país de sombra de muerte, una luz los alumbró.
17. A partir de aquel momento, Jesús comenzó a predicar diciendo:—Conviértanse, porque ya está cerca el reino de los cielos.
18. Iba Jesús paseando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: Simón, también llamado Pedro, y su hermano Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red en el lago.
19. Jesús les dijo:—Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.
20. Ellos dejaron de inmediato sus redes y se fueron con él.
21. Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, que estaban en la barca con su padre, reparando las redes. Los llamó,
22. y ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
23. Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas judías*. Anunciaba la buena noticia del Reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias de la gente.
24. Su fama se extendió por toda Siria, y le traían a todos los que padecían algún mal: a los que sufrían diferentes enfermedades y dolores, y también a endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y Jesús los curaba.