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Mateo 26:25-42 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

25. Judas, el traidor, le preguntó:—¿Acaso soy yo, Maestro?Jesús le contestó:—Tú lo has dicho.

26. Durante la cena, Jesús tomó pan, bendijo a Dios, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo:—Tomen, coman: esto es mi cuerpo.

27. Tomó luego en sus manos una copa, dio gracias a Dios y la pasó a sus discípulos, diciendo:—Beban todos de ella,

28. porque esto es mi sangre, con la que Dios confirma la alianza, y que va a ser derramada en favor de todos para perdón de los pecados.

29. Les digo que no volveré a beber de este fruto de la vid hasta el día aquel en que beba con ustedes un vino nuevo en el reino de mi Padre.

30. Cantaron después el himno* y salieron hacia el monte de los Olivos.

31. Jesús les dijo entonces:—Esta noche todos ustedes me abandonarán, porque así lo dicen las Escrituras: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño.

32. Pero después de mi resurrección iré antes que ustedes a Galilea.

33. Pedro le contestó:—¡Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré!

34. Jesús insistió:—Te aseguro que esta misma noche, antes de que cante el gallo, tú me habrás negado tres veces.

35. Pedro insistió:—¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo!Y lo mismo decían los otros discípulos.

36. Llegó Jesús, acompañado de sus discípulos, al lugar llamado Getsemaní, y les dijo:—Quédense aquí sentados mientras yo voy un poco más allá a orar.

37. Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentirse afligido y angustiado;

38. entonces les dijo:—Me está invadiendo una tristeza de muerte. Quédense aquí y velen conmigo.

39. Se adelantó unos pasos más y, postrándose rostro en tierra, oró así:—Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.

40. Volvió entonces a donde estaban los discípulos y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:—¿Ni siquiera han podido velar una hora conmigo?

41. Velen y oren para que no desfallezcan en la prueba. Es cierto que tienen buena voluntad, pero les faltan las fuerzas.

42. Por segunda vez se alejó de ellos y oró así:—Padre mío, si no es posible que esta copa de amargura pase sin que yo la beba, hágase lo que tú quieras.

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