18. Enseguida dio una orden, salió del muchacho el demonio y en aquel mismo instante quedó curado.
19. Más tarde se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron aparte:—¿Por qué nosotros no pudimos expulsar ese demonio?
20. Jesús les contestó:—Porque ustedes no tuvieron fe. Les aseguro que si tuvieran fe, aunque solo fuera como un grano de mostaza, le dirían a este monte: «¡Quítate de ahí y ponte allí!», y el monte cambiaría de lugar. Nada les resultaría imposible.
21. [Pero este género de demonios solo sale por medio de la oración y el ayuno].
22. Estando todos reunidos en Galilea, Jesús dijo a sus discípulos:—El Hijo del hombre va a ser entregado a hombres
23. que lo matarán, pero al tercer día resucitará.Al oír esto, los discípulos se entristecieron mucho.
24. Cuando llegaron a Cafarnaún, se dirigieron a Pedro los encargados de recaudar los impuestos del Templo y le preguntaron:—¿No paga el Maestro de ustedes el impuesto del Templo?
25. Pedro les contestó:—Sin duda que sí.Más tarde, al llegar Pedro a casa, Jesús lo abordó, diciéndole:—Simón, ¿qué te parece? Los reyes de este mundo, ¿de quiénes perciben impuestos y tributos? ¿De sus propios súbditos o de los extranjeros?
26. Pedro contestó:—De los extranjeros.Y Jesús añadió:—Por tanto, los súbditos están exentos.
27. Pero, en fin, para que nadie se ofenda*, acércate al lago* y echa el anzuelo al agua. En la boca del primer pez que pesques encontrarás la moneda precisa. Págales con ella el impuesto por ti y por mí.