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Marcos 12:32-40 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

32. El maestro de la ley contestó a Jesús:—¡Muy bien, Maestro! Es cierto lo que dices: Dios es único y no hay otro fuera de él.

33. Y amar a Dios con todo nuestro corazón, con todo nuestro entendimiento y con todas nuestras fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios.

34. Jesús entonces, viendo que había contestado con sabiduría, le dijo:—Tú no estás lejos del reino de Dios.Después de esto, ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

35. Jesús estaba enseñando en el Templo e interpelaba a sus oyentes diciendo:—¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Mesías es hijo de David?

36. El propio David afirmó, inspirado por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies».

37. Pues si el propio David llama Señor al Mesías, ¿cómo puede el Mesías ser hijo suyo?Y era mucha la gente que disfrutaba escuchando a Jesús.

38. Decía también Jesús en su enseñanza:—Cuídense de esos maestros de la ley, a quienes les agrada pasear vestidos con ropaje suntuoso, ser saludados en público

39. y ocupar los lugares preferentes en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes.

40. ¡Esos que devoran las haciendas de las viudas, recitando largas oraciones para disimular, recibirán el más severo castigo!

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