Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Lucas 8:15-29 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

15. Por último, la semilla que cayó en tierra fértil representa a los que oyen el mensaje con una disposición acogedora y recta, lo guardan con corazón noble y bueno, y dan fruto por su constancia.

16. Nadie enciende una lámpara y la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que alumbre a todos los que entren en la casa.

17. Pues nada hay escondido que no haya de ser descubierto, ni hay nada hecho en secreto que no haya de conocerse y salir a la luz.

18. Presten mucha atención, porque al que tenga algo, aún se le dará más; pero al que no tenga nada, hasta lo que crea tener se le quitará.

19. En cierta ocasión fueron a ver a Jesús su madre y sus hermanos; pero se había reunido tanta gente que no podían llegar hasta él.

20. Alguien le pasó aviso:—Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren verte.

21. Jesús contestó:—Mi madre y mis hermanos son todos los que escuchan el mensaje de Dios y lo ponen en práctica.

22. Un día, subió Jesús a una barca, junto con sus discípulos, y les dijo:—Vamos a la otra orilla.Y se adentraron en el lago.

23. Mientras navegaban, Jesús se quedó dormido. De pronto, una tormenta huracanada se desencadenó sobre el lago. Como la barca se llenaba de agua y corrían grave peligro,

24. los discípulos se acercaron a Jesús y lo despertaron, diciendo:—¡Maestro, Maestro, que estamos a punto de perecer!Entonces Jesús, incorporándose, increpó al viento y al oleaje; estos se apaciguaron enseguida y el lago quedó en calma.

25. Después dijo Jesús a los discípulos:—¿Dónde está la fe de ustedes?Pero ellos, llenos de miedo y asombro, se preguntaban unos a otros:—¿Quién es este, que da órdenes a los vientos y al agua y lo obedecen?

26. Después de esto arribaron a la región de Gerasa que está frente a Galilea.

27. En cuanto Jesús saltó a tierra, salió a su encuentro un hombre procedente de la ciudad*. Estaba poseído por demonios*, y desde hacía bastante tiempo andaba desnudo y no vivía en su casa, sino en el cementerio.

28. Al ver a Jesús, se puso de rodillas delante de él gritando con todas sus fuerzas:—¡Déjame en paz, Jesús, Hijo del Dios Altísimo! ¡Te suplico que no me atormentes!

29. Es que Jesús había ordenado al espíritu impuro que saliera de aquel hombre, pues muchas veces le provocaba violentos arrebatos; y a pesar de que habían intentado sujetarlo con cadenas y grilletes, él rompía las ataduras y se escapaba a lugares desiertos empujado por el demonio.

Leer capítulo completo Lucas 8