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Lucas 5:18-33 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

18. En esto llegaron unos hombres que traían a un paralítico en una camilla y que andaban buscando cómo entrar en la casa para ponerlo delante de Jesús.

19. No encontrando el modo de introducirlo a causa del gentío, subieron a la terraza y, a través de un hueco que abrieron en el techo, bajaron al paralítico en su camilla y lo pusieron en medio, delante de Jesús.

20. Al ver la fe de quienes lo llevaban, Jesús dijo al enfermo:—Amigo, tus pecados quedan perdonados.

21. Los maestros de la ley y los fariseos se pusieron a pensar: «¿Quién es este, que blasfema de tal manera? ¡Solamente Dios puede perdonar pecados!».

22. Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando y les preguntó:

23. —¿Por qué están pensando así? ¿Qué es más fácil? ¿Decir: «Tus pecados quedan perdonados», o decir: «Levántate y anda»?

24. Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre tiene autoridad en este mundo para perdonar pecados.Se volvió al paralítico y le dijo:—A ti te hablo: levántate, recoge tu camilla y márchate a casa.

25. Él se levantó al instante delante de todos, recogió la camilla donde estaba acostado y se fue a su casa alabando a Dios.

26. Todos los presentes quedaron atónitos y comenzaron a alabar a Dios. Sobrecogidos de temor, decían:—¡Hoy hemos visto cosas increíbles!

27. Después de esto, Jesús salió de allí y vio a un recaudador de impuestos llamado Leví*, que estaba sentado en su despacho de recaudación de impuestos. Le dijo:—Sígueme.

28. Leví se levantó y, dejándolo todo, lo siguió.

29. Más tarde, Leví hizo en su casa una gran fiesta en honor de Jesús, y juntamente con ellos se sentaron a la mesa una multitud de recaudadores de impuestos y de otras personas.

30. Los fariseos y sus maestros de la ley se pusieron a murmurar y preguntaron a los discípulos de Jesús:—¿Cómo es que ustedes se juntan a comer y beber con recaudadores de impuestos y gente de mala reputación?

31. Jesús les contestó:—No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos.

32. Yo no he venido a llamar a los buenos, sino a los pecadores, para que se conviertan.

33. Entonces dijeron a Jesús:—Los discípulos de Juan ayunan a menudo y se dedican a la oración, y lo mismo hacen los de los fariseos. ¡En cambio, los tuyos comen y beben!

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