31. Y el Señor dijo:—Simón, Simón, Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a trigo en la criba;
32. pero yo he pedido por ti, para que no desfallezca tu fe. Y tú, cuando recuperes la confianza, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.
33. Pedro le dijo:—¡Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel e incluso a la muerte!
34. Jesús le contestó:—Pedro, te digo que no cantará hoy el gallo sin que hayas negado tres veces que me conoces.
35. Les dijo también Jesús:—Cuando los envié sin bolsa, sin zurrón y sin sandalias, ¿les faltó acaso algo?Ellos contestaron:—Nada.
36. Y continuó diciéndoles:—Pues ahora, en cambio, el que tenga una bolsa, que la lleve consigo, y que haga lo mismo el que tenga un zurrón; y el que no tenga espada, que venda su manto y la compre.
37. Porque les digo que tiene que cumplirse en mí lo que dicen las Escrituras: Lo incluyeron entre los criminales. Todo lo que se ha escrito de mí, tiene que cumplirse.
38. Ellos dijeron:—¡Señor, aquí tenemos dos espadas!Él les contestó:—¡Es bastante!
39. Después de esto, Jesús salió y, según tenía por costumbre, se dirigió al monte de los Olivos en compañía de sus discípulos.
40. Cuando llegaron, les dijo:—Oren para que puedan resistir la prueba.