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Lucas 2:23-37 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

23. cumpliendo así lo que dispone la ley del Señor: Todo primogénito varón ha de ser consagrado al Señor,

24. y para ofrecer al mismo tiempo el sacrificio prescrito por la ley del Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones.

25. Por aquel entonces vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso que esperaba la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón

26. y le había hecho saber que no moriría antes de haber visto al Mesías enviado por el Señor.

27. Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al Templo cuando los padres del niño Jesús llevaban a su hijo para hacer con él lo que ordenaba la ley.

28. Y tomando al niño en brazos, alabó a Dios diciendo:

29. Ahora, Señor, ya puedo morir en paz,porque has cumplido tu promesa.

30. Con mis propios ojos he vistola salvación que nos envías

31. y que has preparadoa la vista de todos los pueblos:

32. luz que se manifiesta a las naciones,y gloria de tu pueblo Israel.

33. Los padres de Jesús estaban asombrados de lo que Simeón decía acerca del niño.

34. Simeón los bendijo y anunció a María, la madre del niño:—Mira, este niño va a ser causa en Israel de que muchos caigan y otros muchos se levanten. Será también signo de contradicción

35. puesto para descubrir los pensamientos más íntimos de mucha gente. En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón.

36. Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana que en su juventud había estado casada siete años,

37. y permaneció luego viuda hasta los ochenta y cuatro años de edad. Ahora no se apartaba del Templo, sirviendo al Señor día y noche con ayunos y oraciones.

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