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Lucas 16:16-31 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

16. La ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas* tuvieron plena vigencia hasta que vino Juan el Bautista; desde entonces se anuncia el reino de Dios y todos se oponen con violencia a él.

17. Más fácil es que dejen de existir el cielo y la tierra que se pierda una sola coma de la ley.

18. El que se separe de su mujer para casarse con otra, comete adulterio. Y también comete adulterio el que se case con una mujer separada.

19. Jesús prosiguió:—Había una vez un hombre rico que vestía de púrpura y finísimo lino, y que todos los días celebraba grandes fiestas.

20. Y había también un pobre, llamado Lázaro, que, cubierto de llagas, estaba tendido a la puerta del rico.

21. Deseaba llenar su estómago con lo que caía de la mesa del rico y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.

22. Cuando el pobre murió, los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Tiempo después murió también el rico, y fue enterrado.

23. Y sucedió que, estando el rico en el abismo, levantó los ojos en medio de los tormentos y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su compañía.

24. Entonces exclamó: «¡Padre Abrahán, ten compasión de mí! ¡Envíame a Lázaro, que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque sufro lo indecible en medio de estas llamas!».

25. Abrahán le contestó: «Amigo, recuerda que durante tu vida terrena recibiste muchos bienes, y que Lázaro, en cambio, solamente recibió males. Pues bien, ahora él goza aquí de consuelo y a ti te toca sufrir.

26. Además, entre nosotros y ustedes se abre una sima infranqueable, de modo que nadie puede ir a ustedes desde aquí, ni desde ahí puede venir nadie hasta nosotros».

27. El rico dijo: «Entonces, padre, te suplico que envíes a Lázaro a mi casa paterna

28. para que hable a mis cinco hermanos, a fin de que no vengan también ellos a este lugar de tormento».

29. Pero Abrahán le respondió: «Ellos ya tienen lo que han escrito Moisés y los profetas. Que los escuchen».

30. El rico replicó: «No, padre Abrahán, solo si alguno de los que han muerto va a hablarles, se convertirán».

31. Abrahán le contestó: «Si no quieren escuchar a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque resucite uno de los que han muerto».

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