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Lucas 14:10-27 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

10. Al contrario, cuando te inviten, siéntate en el último lugar; así, al llegar el que te invitó, te dirá: «Amigo, sube hasta este lugar de más categoría». Entonces aumentará tu prestigio delante de los otros invitados.

11. Porque a todo el que se ensalce a sí mismo, Dios lo humillará; pero al que se humille a sí mismo, Dios lo ensalzará.

12. Dirigiéndose luego al que lo había invitado, le dijo:—Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, a tus hermanos, a tus parientes o a tus vecinos ricos, porque después ellos te invitarán a ti y quedarás así recompensado.

13. Por el contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.

14. Ellos no pueden corresponderte; y precisamente por eso serás feliz, porque tendrás tu recompensa cuando los justos resuciten.

15. Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa dijo a Jesús:—¡Feliz aquel que sea invitado a comer en el reino de Dios!

16. Jesús le contestó:—Una vez, un hombre dio una gran cena e invitó a muchos.

17. Cuando llegó el día de la cena, envió a su criado para que dijera a los invitados: «Vengan, que ya está todo preparado».

18. Pero todos ellos, uno por uno, comenzaron a excusarse. El primero dijo: «He comprado unas tierras y tengo que ir a verlas. Discúlpame, por favor».

19. Otro dijo: «Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y tengo que ir a probarlas. Discúlpame, por favor».

20. El siguiente dijo: «No puedo ir, porque acabo de casarme».

21. El criado volvió a casa y refirió a su señor lo que había ocurrido. Entonces el dueño de la casa, muy enojado, ordenó a su criado: «Sal enseguida por las plazas y las calles de la ciudad y trae aquí a los pobres, los inválidos, los ciegos y los cojos».

22. El criado volvió y le dijo: «Señor, he hecho lo que me ordenaste y aún quedan lugares vacíos».

23. El señor le contestó: «Pues sal por los caminos y veredas y haz entrar a otros hasta que mi casa se llene.

24. Porque les digo que ninguno de los que estaban invitados llegará a probar mi cena».

25. Iba mucha gente acompañando a Jesús. Y él, dirigiéndose a ellos, les dijo:

26. —Si uno quiere venir conmigo y no está dispuesto a dejar padre, madre, mujer, hijos, hermanos y hermanas, e incluso a perder su propia vida, no podrá ser discípulo mío.

27. Como tampoco podrá serlo el que no esté dispuesto a cargar con su propia cruz para seguirme.

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