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Juan 19:26-38 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

26. Jesús, al ver a su madre y, junto a ella, al discípulo a quien tanto quería, dijo a su madre:—Mujer, ahí tienes a tu hijo.

27. Después dijo al discípulo:—Ahí tienes a tu madre.Y desde aquel momento, el discípulo la acogió en su casa.

28. Después de esto, plenamente consciente de que todo había llegado a su fin, para que se cumpliese la Escritura, Jesús exclamó:—Tengo sed.

29. Empaparon una esponja en vinagre, la colocaron en la punta de una caña de hisopo y se la acercaron a la boca.

30. Jesús probó el vinagre y dijo:—Todo está cumplido.Inclinó, entonces, la cabeza y expiró.

31. Era el día de preparación* y los judíos no querían que los cuerpos de los ajusticiados quedaran en la cruz aquel sábado, porque en él se celebraba una fiesta muy solemne*. Por eso, pidieron a Pilato que ordenase quebrar las piernas de los crucificados y retirarlos de allí.

32. Fueron los soldados y quebraron las piernas de los dos que habían sido crucificados con Jesús.

33. Pero cuando se acercaron a Jesús, al comprobar que ya había muerto, no le quebraron las piernas,

34. sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada, y al punto brotó de él sangre y agua.

35. El que lo vio da testimonio de ello y su testimonio es verdadero y está seguro de que habla con verdad para que también ustedes crean.

36. Porque todo esto ocurrió para que se cumpliese la Escritura que dice: No le quebrarán ningún hueso.

37. Y también la otra Escritura que dice: Mirarán al que traspasaron.

38. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque lo mantenía en secreto por miedo a los judíos, solicitó de Pilato el permiso para hacerse cargo del cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió, y él se hizo cargo del cuerpo.

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