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Hechos 9:1-13 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

1. Entre tanto, Saulo*, que seguía respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se dirigió al sumo sacerdote

2. y le pidió cartas de presentación para las sinagogas de Damasco. Su intención era conducir presos a Jerusalén a cuantos seguidores del nuevo camino del Señor encontrara, tanto hombres como mujeres.

3. Se hallaba en ruta hacia Damasco, a punto ya de llegar, cuando de pronto un resplandor celestial lo deslumbró.

4. Cayó a tierra y oyó una voz que decía:—Saúl*, Saúl, ¿por qué me persigues?

5. —¿Quién eres, Señor? —preguntó Saulo.—Soy Jesús, a quien tú persigues —respondió la voz—.

6. Anda, levántate y entra en la ciudad. Allí recibirás instrucciones sobre lo que debes hacer.

7. Sus compañeros de viaje se habían quedado mudos de estupor. Oían la voz, pero no veían a nadie.

8. Saulo se levantó del suelo y, cuando abrió los ojos, no podía ver. Así que lo llevaron de la mano a Damasco,

9. donde pasó tres días privado de la vista, sin comer y sin beber.

10. Residía en Damasco un discípulo llamado Ananías. En una visión oyó que el Señor lo llamaba:—¡Ananías!—Aquí estoy, Señor —respondió.

11. El Señor le dijo:—Vete rápidamente a casa de Judas, en la calle Recta, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Ahora está orando

12. y acaba de tener una visión en la que un hombre llamado Ananías entra en su casa y le toca los ojos con las manos para que recobre la vista.

13. —Señor —contestó Ananías—, muchas personas me han hablado acerca de ese hombre y del daño que ha causado a tus fieles en Jerusalén.

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