22. Fueron los guardias, pero no encontraron a los apóstoles en la prisión; así que se volvieron e informaron del hecho
23. con estas palabras:—Hemos hallado la cárcel cuidadosamente cerrada, y a los vigilantes en su puesto ante la puerta; pero al abrirla no hemos encontrado a nadie dentro.
24. Cuando el jefe de la guardia del Templo y los jefes de los sacerdotes escucharon la noticia, quedaron perplejos y se preguntaban qué habría podido suceder.
25. Hasta que alguien llegó con esta información:—Los hombres que ustedes metieron en la cárcel están en el Templo, tan tranquilos, enseñando al pueblo.
26. Fue entonces el jefe de la guardia con sus hombres y trajeron a los apóstoles, aunque sin violencia, por temor a ser apedreados por el pueblo.