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Hechos 13:31-45 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

31. Él después se apareció durante un buen número de días a quienes lo habían acompañado desde Galilea a Jerusalén. Ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.

32. En cuanto a nosotros, estamos aquí para anunciarles la buena nueva referente a la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados,

33. y que ahora ha cumplido en favor de nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo; hoy te he engendrado.

34. Que Dios lo resucitó triunfante de la muerte, de modo que jamás pueda ya experimentar la corrupción, está así afirmado en la Escritura: Les cumpliré las firmes promesas que hice a David.

35. Y en otro lugar lo confirma: No permitirás que tu fiel servidor sufra la corrupción.

36. Por lo que respecta a David, después de haber estado al servicio del plan de Dios durante su vida, falleció, se reunió con sus antepasados y experimentó la corrupción.

37. Pero aquel a quien Dios resucitó, no experimentó la corrupción.

38. Y deben saber, hermanos, que gracias a él se les anuncia hoy a ustedes el perdón de los pecados. Por la ley de Moisés no tenían posibilidad alguna de recuperar la amistad divina;

39. pero ahora, todo el que cree en él puede recuperar esa amistad.

40. Por tal razón, cuídense de que no se cumpla en ustedes aquella predicción profética:

41. ¡Contemplen esto, engreídos, y que el estupor los haga desaparecer! Voy a realizar una obra tal en este tiempo, que ustedes no la creerán cuando se la cuenten.

42. Cuando Pablo y Bernabé salían de la sinagoga, fueron invitados a volver el sábado siguiente para seguir hablando de estos mismos temas.

43. Se disolvió así la reunión; pero muchos judíos y prosélitos practicantes continuaron en compañía de Pablo y Bernabé, que trataban de convencerlos con sus exhortaciones a que permaneciesen fieles al don recibido de Dios.

44. El sábado siguiente se congregó casi toda la ciudad para escuchar el mensaje del Señor.

45. Pero al ver los judíos tal multitud, se llenaron de envidia y trataban de contrarrestar con insultos los razonamientos de Pablo.

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